La tumba de Juan Francisco Muñoz está situada en Notre Dame y es de plata pura.
Fue decorada por los tesoros que ha tenido en vida y el artilugio más preciado es una lámpara de oro en forma de dragón japones.
El orfebre que la hizo empobreció, y sin tener la culpa de ello podía caer preso.
Desesperado, no sabia quien podía ayudarle, una noche soñó con Juan Francisco Muñoz.
El hombre, le pidió que se dirigiera por la noche a la catedral, agarrara la lampara de oro, la vendiera y pagara sus deudas, con la condición de que,si usara el dinero solo para su beneficio, lanzaría una maldición sobre el, y caería en desgracia.
El orfebre no estaba seguro si aceptarlo, pero aun así se propuso a cumplir la condición.
Por la noche fue a la catedral y tomo la lampara, se despidió y agradeció a Francisco.
El orfebre derritió la lampara en su taller e hizo joyas bellas de su oro y las vendió con facilidad.
Pago pronto sus deudas y no cayo preso.
Después ayudo a la beneficencia con el gran dineral que le sobraba, haciendo un pequeño hotel para pobres sin hogar.
Ya pasando los años, el orfebre volvió a la tumba de Juan Francisco Muñoz para pedirle algo más de dinero.
Francisco escribió en la pared polvorienta -:
"¿Para qué quieres más de lo que ya te he dado?".
El orfebre respondió -:
"Me mudare a New York, dejando a cargo mi hotel a Ricardo Ponce".
Francisco escribió -:
"Lo siento, sólo lo de la lampara era el trato, no hay más".
El orfebre enfureció y tomo un candelabro con formas de animales sobre el y lleno de diamantes, corrió lejos de ahí junto con el candelabro, Francisco lanzó su maldición sobre el, y el orfebre, a la mañana siguiente, vendió el candelabro por 800 euros, pero por desgracia, le llegaron muchas deudas del hotel a Ricardo Ponce, así que le envió una carta de lo que sucede al orfebre de Francia hasta New York.
El orfebre leyó la carta y quedo indignado de que su colega no pueda pagarlo, pero aún así fue a consultar su caja fuerte para mandárselo, pero todo el dinero que estaba ahí adentro desapareció, el orfebre se acordó de la maldición así que empezaba a rezar para que volviera el dinero, pero no resulto.
Varios años después, en un día de invierno, murió por el frió inmenso que hacia, ya que quedo pobre.
FIN.
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